Además de todo lo que compartí, todo lo que aprendí o intenté aprender...
todo lo que sentí, lo que hoy queda en mi corazón...
todo lo que di y recibí, todo lo que reí, comí, bailé y amé...
es todo lo que hoy soy y disfruto gracias a este bello viaje.
Me pregunté el propósito de lo vivido
y la respuesta fue completar la experiencia del amor.
El espacio creado en el corazón y
los recuerdos de lo disfrutado.
El camino nos regala nuevos aprendizajes
para continuar la experiencia del amor:
aceptar, bendecir y agradecer,
así como participar en la creación de una nueva realidad.
En cada momento creamos el instante siguiente,
elegimos lo que queremos vivir y sentir, dar y recibir.
El viaje nos conducirá hacia donde nos lleve el corazón,
en su búsqueda permanente de la felicidad.
Desde el corazón,
Namaste.
B.
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