jueves, 21 de agosto de 2014

Aprender a través de la propia experiencia

La vida nos da suficientes oportunidades para aprender. En muchas ocasiones vivimos sucesos similares, en los que hay un aprendizaje envuelto, que a veces podemos reconocer, y en otras ocasiones, no.

Cuando podemos reconocer los sucesos repetitivos, especialmente los que nos generan malestar, se nos presenta una excelente oportunidad para reflexionar sobre nosotras/nosotros mismos, para saber qué es lo que estamos haciendo, y por lo tanto, de qué manera estamos contribuyendo a generar dichas situaciones. Cuando no lo podemos reconocer, es muy fácil quejarse o quedarse con el malestar y sentirse víctima de la situación. Quizá hacer como que no está pasando nada y quedarnos "dormidas/os", porque es lo que resulta más fácil.

Si ponemos atención, los resultados de nuestra propia vida nos ayudan a reconocer si lo que estamos haciendo realmente sintoniza con lo que queremos vivir, si sintoniza con lo que realmente somos.

Mirar hacia adentro de nosotras/nosotros mismos nos ayuda a identificar las grandes oportunidades que tenemos para convertir nuestros sueños, en metas alcanzables, que se concretarán a través de nuestras acciones.

Por ello, la autoobservación y la autoescucha son dos habilidades que nos facilitarán  autoconocernos mejor, y a través de ello, reconocer lo que realmente sentimos, pensamos y hacemos... lo que nos conduce directamente hacia lo que queremos, o nos aleja de ello.

Por lo tanto el aprendizaje a través de la propia experiencia implica tomar consciencia y honestidad con una/uno mismo, así como valentía para emprender los cambios o ajustes que sean necesarios, para impulsar el mayor bien personal en combinación con el mayor bien común, y del entorno; tomando las mejores decisiones para vivir lo que realmente anhela nuestro corazón.

Namasté.

No hay comentarios:

Publicar un comentario