Paz en el mundo... paz en los corazones

Lao Tsé decía que para que haya paz en el mundo, tiene que haber primero paz en los corazones.

En ocasiones vivimos queriendo que las demás personas se ajusten a nuestros deseos, que sean como somos, que hagan lo que nosotras/os queremos en el momento que a nosotras/os nos place... ¿Qué sucede si ello no ocurre? ¿Cómo reaccionamos?

Los conflictos nacen en la mente de las personas, en las que no encuentran una solución de unión, sino sólo satisfacer sus propios intereses.

Es el ego lo que nos hace dividirnos, creer que tenemos la razón, que somos mejores, que estamos separados de las demás personas... El ego no nos permite ver que todas las personas estamos "conectadas", que todas las personas somos valiosas, tenemos las mismas necesidades y el mismo deseo natural de ser felices.

Cuando se presenta una situación de desacuerdo, si actuamos con base en nuestro ego, podríamos estar "viendo" la situación sólo desde nuestra perspectiva, sin intentar "verla" desde el punto de vista de las demás personas. Podríamos caer en una lucha de poderes, en la que queremos que nuestra opinión o decisión sea la que gane. Entonces nos imponemos, y quizá "ganemos".

Stephen Covey (1997) explica en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, que en las interacciones humanas hay 4 posibles resultados:

• Ganar/Ganar: ambas personas llega a un acuerdo, donde cada una se siente satisfecha con el resultado y se benefician, cada quien a su manera.

• Ganar/Perder: una persona obtiene lo que quiere y la otra no.

• Perder/Perder: ninguna de las dos personas obtiene lo que quería, no llegan a un acuerdo; incluso puede ser que pierdan la relación de comunicación y confianza entre ellas, o ésta se vaya lesionando.

Si nuestra mentalidad es conflictiva, con desconfianza constante, en la que sólo piensa en su propio beneficio, estaremos lesionando nuestras relaciones con las personas.

Una mentalidad que reconoce que vivimos en un mundo interconectado, una mentalidad pacífica, que busca su felicidad y reconoce el deseo natural (y derecho, también) de ser feliz, buscará comprender a las demás personas, encontrar los puntos en común, soluciones que beneficien a todas/os, y fortalecerá su relación con las/os demás.

La paz y la felicidad van de la mano... El conflicto y el dolor, también están de la mano.
¿Cuál eliges?

Un abrazo de corazón a corazón.
Blanca