miércoles, 2 de enero de 2019

Reflexiones y aprendizajes del 2018.

Justo comienza el año 2019.

El año que ha concluido me regaló afirmaciones, aprendizajes y logros:

Reconozco como grandes tesoros la salud, la familia, la amistad y el servicio (también conocido como trabajo). La dedicación a estos aspectos de vida trae grandes recompensas, bendiciones y disfrute de la vida. Implica darles prioridad, destinarles más tiempo y por lo tanto, atención. Entre tantos distractores (especialmente los virtuales) y tantas alternativas que se ofrecen para disfrutar de la vida, elegir y concentrarse a veces es un gran desafío. Por ello es importante tener claras las prioridades y definir lo que es más conveniente. Ejemplo de ello es para mí alimentarme sanamente y hacer ejercicio, de lo cual considero un logro lo primero y una meta, lo segundo.

Otro logro, que considero grande, y del cual estoy muy agradecida, es la oportunidad de estudiar becada, la Maestría en Recursos Humanos y Gestión del Conocimiento, en la Universidad Internacional Iberoamericana México (UNINI México), la cual concluiré a finales del año 2020. Así que otra meta del presente año (y el próximo) es dedicar tiempo para sacar el mayor provecho a este aprendizaje.

Por otra parte en el año recién concluido comencé a dar impulso a un nuevo negocio, llamado Atomy, del cual en otro momento explicaré con mayor detalle en este blog. Esta actividad me ha aportado mucho en apenas un año: nuevas amistades, retomar contacto con personas que ya conocía, aprender a usas nuevas tecnologías (ejemplo, la aplicación Zoom Cloud Meeting y sacar mayor provecho a Google Drive), desarrollar la habilidad de ofrecer productos y servicios, planear y administrarme mejor, trabajar en equipo de manera presencial y virtual, otra forma de ayudar a más personas a mejorar su bienestar, salud y economía a nivel local e internacional, además de mejorar mis finanzas.

Estoy muy agradecida por lo que el 2018 aportó a mi vida. El nuevo año, que considero un nuevo ciclo, deseo con todo mi corazón, ir más despacito en algunos aspectos y más rápido en otros. Más despacito en saborear la vida, en disfrutar cada paso, cada plática, cada instante con la naturaleza (suspiro), cada alimento, cada convivencia con la familia y seres queridos, en cada palabra expresada para que refleje lo mejor de mí. Y más rápido en mi aprendizaje, en los cambios y adaptaciones que requiera efectuar, por el mayor bien. Por encima de todo quiero ver, darme cuenta de lo que más conviene para tomar las mejores decisiones.

Estamos aquí para algo, por un propósito. Deseo tener claro ese propósito en cada momento y vivir en congruencia.

Paz, alegría y amor, eso deseo para mí, para ti, para toda la humanidad.

Nuevamente suspiro y reafirmo que ya estoy lista y doy la bienvenida a este nuevo ciclo comprometida con mi sueño, proyecto de vida y aprendizajes por venir...

¿Has pensado en tus aprendizajes después de que has concluido un ciclo de vida?
¿Reconoces lo que sientes en relación a esos aprendizajes?
¿A qué te mueven esos aprendizajes?
¿Con qué te comprometes a partir de dichos aprendizajes?

Que el viaje de tu vida siga siendo el más bello que sea posible, ¡te deseo lo mejor, hoy y siempre!

¡Feliz sueño de vida!

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